Las Asambleas Provinciales de Barcelona, Madrid y Salamanca han llegado a su ecuador. Los asambleístas no han decaído en su ánimo laboral y en sus esfuerzos reflexivos y parlamentarios. El ambiente asambleario sigue siendo fraterno, convivencial, amigable. El buen humor, la sonrisa y las bromas continúan dando un tono de armonía y de unión. Y, como suele ocurrir, las Asambleas caminan con bastante agilidad y superan obstáculos y algún que otro atasco.
La crónica de ayer decía que la Asamblea es una comunidad orante. Hoy hay que decir que también es una comunidad trabajadora. Y la prueba está en lo acontecido en este miércoles 16 de septiembre, fiesta de los venerados santos Cipriano y Cornelio. Si hubiera que buscar una imagen simbólica para resumir este día asambleario, habría que recurrir, con todos los matices que se quiera, al mito de Sísifo subiendo una piedra a la montaña y volviéndola a subir continuamente y sin parar. Efectivamente, hoy los asambleístas han estado constantemente yendo y viniendo, de la reunión plenaria y conjunta de las tres Asambleas a las reuniones de cada Asamblea Provincial, de las reuniones de cada Asamblea Provincial a la reunión plenaria. Sin un momento de respiro y con celeridad y presteza para iniciar, continuar o concluir el trabajo asignado. La celebración conjunta de tres Asambleas Provinciales está sujeta a estas vicisitudes itinerantes.
He aquí, como una especie de muestrario o como las anotaciones de un cuaderno de campaña, una reseña rápida y telegráfica de los trabajos que hoy han realizado los asambleístas:
-- Comienza la jornada de trabajo en el pleno, en el llamado “salón del trono”.
-- Se leen y aprueban las Actas generales de lo tratado en los plenos del día anterior.
-- Se continúa el diálogo, iniciado al atardecer del día anterior, sobre el “Plan Pastoral de Evangelización”. Un diálogo a base de preguntas, exposiciones sobre pastoral social, pastoral vocacional, identidad misionera, unión provincial, proyectos viables...
-- Se presenta el Documento que tiene un nombre con sabor notarial: “Normas Provinciales para la etapa transitoria”.
-- El Visitador de Salamanca, P. Juan de la Rosa, con claridad y concreción, expone y explica el plan de trabajo sobre el referido Documento. Trabajo que van a llevar a cabo cada una de las tres Asambleas Provinciales en sus respectivas salas.
-- Los asambleístas de las tres Asambleas Provinciales se van a estudiar el Documento a sus lugares asignados desde el primer día.
-- Se continúa trabajando, en las sedes de las Asambleas Provinciales, el Documento titulado: “Plan Pastoral de Evangelización”.
-- Los asambleístas ponen en marcha una batería de aportaciones, sugerencias, modificaciones, correcciones... en torno al mencionado Documento. Es decir, someten al Documento a una revisión crítica y bastante minuciosa.
-- A las cuatro de la tarde, los asambleístas vuelven, en peregrinación ordenada y animosa, al salón de los plenos.
-- En el salón de los plenos, los asambleístas vuelven a echar un vistazo a cifras y números de votaciones sobre el Documento de las Normas “transitorias”.
-- Se establece un diálogo reglamentado sobre un artículo de esas Normas que habla de dos posibles formas de elegir (elección directa o consulta) al futuro Visitador de la futura nueva Provincia.
-- Los asambleístas vuelven a subir la piedra a la montaña, es decir, vuelven a las salas de cada Asamblea Provincial para votar ese número, ya dialogado y discutido, de las denominadas Normas “transitorias”.
-- Sin moverse de sus respectivas salas de trabajo asambleario provincial, los asambleístas dialogan, ponen enmiendas, aceptan enmiendas, rechazan enmiendas... sobre el Documento indicado.
A cualquier lector, ajeno a las Asambleas, le puede resultar repetitivo, aburrido, cansado y prosaico este relato de los trabajos asamblearios. Pero el cronista no encuentra otro género literario que transcriba con más fidelidad, verdad y claridad los quehaceres de los 70 esforzados y voluntariosos Misioneros Paúles reunidos en estas Asambleas.
Y como no sólo de mociones, enmiendas, modificaciones, correcciones y reglamentos viven los asambleístas, el día ha terminado con una cena informal y distendida en uno de los claustros centrales de la casa. Que también del pan de la amistad y del encuentro fraterno vive todo asambleísta que se precie.
Celestino Fernández, C. M.